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Joaquín Ruiz Sancho

Aunque nacido en los Lavaderos del Carbón de Montalbán (Teruel, 1960), se considera y le gusta ser considerado segurano y zahumao; es decir, de la también turolense Segura de Baños.

Fotógrafo autodidacta en sus comienzos, a finales de los setenta se forma en el Centro de Enseñanzas de la Imagen (C.E.I., Barcelona). A partir de 1985 sigue los cursos del zaragozano taller de Spectrum que simultanea con otros junto a artistas como P. Avellaned, M. E. Sánchez San Pío, A. Font, J. Kimmich, M. Zunzunaga, A. Fuentes de Cía, V. Steinberg, J. M. Navia, F. Herráez, M. Dieuzaide, R. Pledge, R. Navarro o M. Candial: todo ello, de 1985 a 1997.

En esas fechas cambia la fotografía industrial y el reportaje social por una mayor libertad creativa, la que hoy cultiva.  Trabaja como fotógrafo ilustrando portadas para Egido Editorial. Entre 1992 y 2022 participa en quince exposiciones colectivas y dieciocho individuales: Paisajes de ferrocarril de Utrillas (1998), ola en tierra adentro (2005), si acaso, fuego (2021), pero sobre las antedichas, la más importante: Circo Raluy: luz, color y calor, que inició su andadura en la zaragozana sala Pro-40, de Fotoprix (1999), la cual ha recorrido España y Argentina, llegando a la isla de La Reunión.

Colabora en diversos proyectos editoriales, aparte de otras aventuras ya consumadas, que no es prudente anunciar.

Escritor y fotógrafo de bomberos-firefighters (2008) y fotógrafo de palabras para una exposición (2000), claroscuro de zahumada con puerco (2004), ola en tierra adentro (2005) y si acaso fuego (2022).

José Luis Domingo García

Aunque zaragozano de nacencia (1948-2009), José Luis Domingo García es zahumao de querencia y de pies a cabeza, mayúscula ésta, dicho sea de paso.

Heterodoxo, a causa de un empacho de ortodoxia y francotirador irrecuperable, por no militar, no militaría ni en su propia causa, si la tuviera.

Entre los sesenta y setenta se entregó al teatro como actor y como directos, dedicándolo más montajes y visitas grises que estrenos, según imperativo de la época -Ionesco,  Beckett, Brecht, Sastre, Aristófanes, Unamuno, entre otros-, y es pionero del café-teatro -con obras de Martínez Ballesteros y Dicenta-; escribe varias piezas –Los locos juegan a la gallina ciega (1967, que consigue estrenar), El cubo de basura (1967) y Resurrexit (1970, en colaboración con Luis Betrán)- y numerosas adaptaciones.

En 1980 aparece su poemario Camino de la noche. En 1999 publica la novela Una historia de nariZ es a la que le sigue otra, Segurano con piel de otoño (2000) y los relatos cortos Cuarto de baño con altillo, Matrimonio de cenizos y Enamorados de santateresas (2000). Un nuevo libro de poemas, palabras para una exposición, escrito frente a las fotografías con que su paisano y amigo Joaquín Ruiz homenajea al Circo Raluy.

Escritor de palabras para una exposición (2000) y claroscuro de zahumada con puerco (2004).

José Luis Aldea Espinosa

Nació en el Rabal zaragozano en el año 1955, aunque el vicio de comer todos los días lo ha llevado a residir con el oso en la sombra del madroño; es a saber, Madrid, por si acaso.

En su pelea diaria con los prosaicos guarismos, se ha permitido unas raciones de paréntesis que han dado lugar a este libro.

Su pluma ilusionista, viva y serena se derrama por las páginas de Dicen las hadas.

Junto a todo lo dicho, en sus entrañas siempre hay un hueco para Albarracín, porque quién no tiene debilidad por algún rincón de Teruel. Como la tiene y por arrobas, esta editorial segurana.

 Escritor de dicen las hadas (2002).

Jordi Martínez Brotons

O Jordi Siracusa, según pinta la ocasión y como el lector prefiera. Nacido en Barcelona (1945), realiza estudios en la Escuela de Altos Estudios Mercantiles de su ciudad, tras los cuales desempeña diferentes cargos en la empresa privada y en instituciones públicas.

Dice que su estado civil actual es el de enamorado y presume de sus dos hijas y de su recién llegada nieta. Cuatro son sus aficiones: escribir, nadar, cantar y comunicarse. Tocante a la primera, ha colaborado en prensa (Otro mundo es posible, El Periódico de Aragón, El Aragonés y media docena de revistas) y tiene varios premios literarios; entre ellos, dos Sant Jordi de poesía (1995 y 1996, Lleida) que publica. Finalista del Premio Ateneo del Norte de poesía (1995, Irún) y del de Relatos Francisco de Goya (1996, Zaragoza), premios del Ayuntamiento de Zaragoza de Coplas Aragonesas (1998) y a la mejor colección de coplas en catalán (2002) o el de relatos de Segura de Baños, amén de varios obtenidos en el Ayuntamiento de la Cartuja Baja (Zaragoza), publicados en el volumen Concursos literarios 1996-2001.

En cuanto a la segunda, canta en la coral de La Cartuja, donde, además, cultiva y cosecha amigos. Como comunicador se ejercita en numerosas conferencias cuyos temas habituales son de naturaleza histórica, se confiesa historiador vocacional.

Y por fin, de su segunda afición, la de nadar, practícala en cuanto puede, y trata de guardar la ropa, cosa que no siempre consigue.

Escritor de ola en tierra adentro (2005).

José Luis Domingo Barea

José Luis Domingo nació en Zaragoza en el constitucional año 1978.

Desde su más tierna infancia, sobre todo por influencia de su padre, escritor y pintor, comienza a degustar sus primeras audiciones musicales (especialmente a los Beatles y a algunos cantautores españoles). 

Con el paso de los años añade a la mochila centenares de discos,  algunos libros y otras tantas películas.

Confeso melómano y cinéfilo, en su adolescencia escribe sus primeros textos y aprende sus primeros acordes de guitarra. Poco a poco, con esfuerzo y paciencia, va componiendo alguna  que otra canción, a veces solo, otras en compañía de su primo Guillermo Barea.

También se presenta a algunos concursos del ámbito universitario, escribe una obra de teatro y publica alguna poesía en la revista Lindazos (Segura de los Baños, Teruel) y en el libro Quinientos Enamorados (Egido Editorial).

Docente de leyes y reglamentos para lograr el sueño de futuros burócratas, entre col y col se brinda algún que otro capricho bohemio con la fiel ayuda de su pluma y de su guitarra, y logra reunir en los últimos años más de cuarenta canciones propias, cuyos textos aquí presenta en perfecto maridaje con su amigo fotógrafo Joaquín Ruiz.

Escritor de si acaso, fuego (2022).